ARTURO RODRíGUEZ GARCíA
Monterrey, Nuevo León, 9 de agosto (apro).- ¡Raquenel! –se oyó un grito que fue seguido de ráfagas de R-15.
Con la primera descarga, los pasillos de la Pulga Río se vaciaron, la gente corría, se tiraba en el piso, mientras Raquenel intentaba escapar rumbo a la puerta de salida que da a la calle Serafín Peña.
Esa es la versión de oferentes y testigos que esta mañana presenciaron la ejecución de la abogada Silvia Raquenel Villanueva Frausto, ocurrida poco después de las 11:30 de la mañana en la Pulga Rio, un centro comercial de fayuca de esta ciudad.
La litigante sufrió cuatro disparos en el tórax y uno en la cabeza frente a decenas de personas que transitaban el concurrido lugar.
De acuerdo con las primeras versiones, Raquenel Villanueva iba acompañada de su hija, quien resultó ilesa durante el atentado en el que participaron 3 sicarios armados con rifles R-15.
En dos de los pasillos de la Pulga Río, el principal y el pasillo H, se podían observar más de 40 casquillos identificados por personal de Servicio Periciales de la Procuraduría de Justicia en la entidad.
Inclusive en el exterior del inmueble, otra decena de casquillos se ubicó sobre el asfalto, en la parte posterior con salida a Serafín Peña, el acceso más próximo al sitio de la ejecución.
Destaca la ausencia del escolta de la abogada, quien presuntamente se quedó afuera del inmueble y cuyo paradero no ha sido identificado.
La abogada penalista es conocida por litigar para el narcotráfico y representar a clientes famosos entre los que destacan sicarios del narco tanto del cártel de Sinaloa como del Golfo; presuntos policías corruptos que enfrentaban procesos penales como Javier Herrera Valles; homicidas múltiples, como Diego Santoy Riverol, acusado de asesinar a una familia, lo mismo que a traficantes de personas y otros delincuentes.
La fama de Raquenel
La litigante Silvia Raquenel fue muy popular en Monterrey y el noreste de México.
Objeto de un corrido famoso, entrevistada numerosas veces por los medios locales, mencionada en anécdotas por su duro carácter y, hasta en los shows de comediantes se hacen chistes que aluden a su sobrevivencia.
A lo largo de su trayectoria, que empezó a cobrar notoriedad tras la ejecución de su padrino, el abogado regiomontano Polo del Real, había sido víctima de cuatro atentados:
En 1988, una bomba destruyó parte de su despacho, pero ella no se encontraba en el lugar; 10 años después, en 1998, su despacho volvió a ser objeto de un ataque con bomba sin que resultaran lesionados de la agresión.
En el 2000, fue tiroteada en el hotel Imperial de la Ciudad de México, donde se reunía con el entonces funcionario de la Procuraduría General de la República (PGR) Cuahutémoc Herrera.
Dos meses después sufrió otro ataque en su despacho y por los 13 impactos de bala fue intervenida quirúrgicamente, lo que habría de salvarle de la cárcel después, según dijo al periodista Ricardo Ravelo, quien reprodujo fragmentos de su vida en el libro Los Narcoabogados.
La versión de Raquel fue que el 2 febrero de 2003 acudió a un centro nocturno y se encontró con su compadre Jaime Valdez, quien estaba acompañado de un hijo de Marta Sahagún, el hermano menor de los Bribiesca, por lo que decidió retirarse del lugar.
Horas más tarde, Valdez le llamó porque el Ejército había sitiado su casa. Raquenel acudió, ingresó al domicilio y pidió a Valdez que le entregara armas o “cualquier cosa que fuera ilegal”.
Valdez se entregaría así, para que su hija, quien a decir de Raquenel registraba 40 grados de temperatura, fuera atendida, por lo que la litigante salió con dinero y un arma, pero fue acusada de ocultarla, según dijeron en el parte, enfundada en la cintura, por lo que fue arraigada por la PGR.
Si no aguanto los calzones cómo voy a aguantar una .45, no sean pendejos –espetó la litigante al juez en alusión a las heridas de su último atentado, por el que su abdomen resultó severamente dañado.
El 28 de septiembre de 2006, Raquenel volvió a ser detenida por la PGR, acusada de la ejecución del fiscal Martín Gerardo Saldaña, pero volvió a quedar en libertad.
El anecdotario es amplio. En una conversación con este corresponsal, por ejemplo, confirmó las versiones sobre su exabrupto en un funeral.
Fue en 2006, durante los funerales del director de la Agencia Estatal de Investigaciones (AEI), Marcelo Garza y Garza, ejecutado a tiros, cuando Raquenel acudió a darle el pésame al padre de la víctima, Alejandro Garza Delgado, otro polémico abogado recientemente fallecido.
Garza Delgado le reprochó su presencia, molesto por las críticas que la litigante había lanzado en medios a su hijo, por lo que consideraba alteraciones al caso de Diego Santoy Riverol, presunto homicida de dos niños, hermanos de su novia, en un caso que escandalizó a la comunidad regiomontana a principios de 2006.
“Fue muy grosero y entonces le aventé las flores al piso y le dije, pues entonces, a chingar a tu madre y me salí”, dijo la litigante.
En medio de la peor etapa de ejecuciones y violencia, su compañero de despacho y colega, Julio Vargas, quien fuera defensor de los hermanos Francisco Javier y Jaime Valdez Martínez, fue asesinado el 3 de mayo de 2006 en la puerta de su despacho.
Los atentados contra Raquel Villanueva jamás se esclarecieron, mientras que sus detenciones fueron poco claras y jurídicamente arbitrarias.
Su ejecución la mañana de hoy, motivó la presencia de agentes federales y estatales, así como un convoy militar que resguardó el lugar del ataque.
Los testigos del homicidio identificaron a la víctima antes que las autoridades. Apenas ocurrieron los hechos, testigos y oferentes, muchos de los cuales sufrieron ataques de nervios, salían del lugar dando el nombre de la víctima, cuyo cuerpo fue retirado de la Pulga Río, alrededor de las 14:10 horas, en medio de un dispositivo de seguridad, montado por la policía Ministerial y el grupo Zwat.
Monterrey, Nuevo León, 9 de agosto (apro).- ¡Raquenel! –se oyó un grito que fue seguido de ráfagas de R-15.
Con la primera descarga, los pasillos de la Pulga Río se vaciaron, la gente corría, se tiraba en el piso, mientras Raquenel intentaba escapar rumbo a la puerta de salida que da a la calle Serafín Peña.
Esa es la versión de oferentes y testigos que esta mañana presenciaron la ejecución de la abogada Silvia Raquenel Villanueva Frausto, ocurrida poco después de las 11:30 de la mañana en la Pulga Rio, un centro comercial de fayuca de esta ciudad.
La litigante sufrió cuatro disparos en el tórax y uno en la cabeza frente a decenas de personas que transitaban el concurrido lugar.
De acuerdo con las primeras versiones, Raquenel Villanueva iba acompañada de su hija, quien resultó ilesa durante el atentado en el que participaron 3 sicarios armados con rifles R-15.
En dos de los pasillos de la Pulga Río, el principal y el pasillo H, se podían observar más de 40 casquillos identificados por personal de Servicio Periciales de la Procuraduría de Justicia en la entidad.
Inclusive en el exterior del inmueble, otra decena de casquillos se ubicó sobre el asfalto, en la parte posterior con salida a Serafín Peña, el acceso más próximo al sitio de la ejecución.
Destaca la ausencia del escolta de la abogada, quien presuntamente se quedó afuera del inmueble y cuyo paradero no ha sido identificado.
La abogada penalista es conocida por litigar para el narcotráfico y representar a clientes famosos entre los que destacan sicarios del narco tanto del cártel de Sinaloa como del Golfo; presuntos policías corruptos que enfrentaban procesos penales como Javier Herrera Valles; homicidas múltiples, como Diego Santoy Riverol, acusado de asesinar a una familia, lo mismo que a traficantes de personas y otros delincuentes.
La fama de Raquenel
La litigante Silvia Raquenel fue muy popular en Monterrey y el noreste de México.
Objeto de un corrido famoso, entrevistada numerosas veces por los medios locales, mencionada en anécdotas por su duro carácter y, hasta en los shows de comediantes se hacen chistes que aluden a su sobrevivencia.
A lo largo de su trayectoria, que empezó a cobrar notoriedad tras la ejecución de su padrino, el abogado regiomontano Polo del Real, había sido víctima de cuatro atentados:
En 1988, una bomba destruyó parte de su despacho, pero ella no se encontraba en el lugar; 10 años después, en 1998, su despacho volvió a ser objeto de un ataque con bomba sin que resultaran lesionados de la agresión.
En el 2000, fue tiroteada en el hotel Imperial de la Ciudad de México, donde se reunía con el entonces funcionario de la Procuraduría General de la República (PGR) Cuahutémoc Herrera.
Dos meses después sufrió otro ataque en su despacho y por los 13 impactos de bala fue intervenida quirúrgicamente, lo que habría de salvarle de la cárcel después, según dijo al periodista Ricardo Ravelo, quien reprodujo fragmentos de su vida en el libro Los Narcoabogados.
La versión de Raquel fue que el 2 febrero de 2003 acudió a un centro nocturno y se encontró con su compadre Jaime Valdez, quien estaba acompañado de un hijo de Marta Sahagún, el hermano menor de los Bribiesca, por lo que decidió retirarse del lugar.
Horas más tarde, Valdez le llamó porque el Ejército había sitiado su casa. Raquenel acudió, ingresó al domicilio y pidió a Valdez que le entregara armas o “cualquier cosa que fuera ilegal”.
Valdez se entregaría así, para que su hija, quien a decir de Raquenel registraba 40 grados de temperatura, fuera atendida, por lo que la litigante salió con dinero y un arma, pero fue acusada de ocultarla, según dijeron en el parte, enfundada en la cintura, por lo que fue arraigada por la PGR.
Si no aguanto los calzones cómo voy a aguantar una .45, no sean pendejos –espetó la litigante al juez en alusión a las heridas de su último atentado, por el que su abdomen resultó severamente dañado.
El 28 de septiembre de 2006, Raquenel volvió a ser detenida por la PGR, acusada de la ejecución del fiscal Martín Gerardo Saldaña, pero volvió a quedar en libertad.
El anecdotario es amplio. En una conversación con este corresponsal, por ejemplo, confirmó las versiones sobre su exabrupto en un funeral.
Fue en 2006, durante los funerales del director de la Agencia Estatal de Investigaciones (AEI), Marcelo Garza y Garza, ejecutado a tiros, cuando Raquenel acudió a darle el pésame al padre de la víctima, Alejandro Garza Delgado, otro polémico abogado recientemente fallecido.
Garza Delgado le reprochó su presencia, molesto por las críticas que la litigante había lanzado en medios a su hijo, por lo que consideraba alteraciones al caso de Diego Santoy Riverol, presunto homicida de dos niños, hermanos de su novia, en un caso que escandalizó a la comunidad regiomontana a principios de 2006.
“Fue muy grosero y entonces le aventé las flores al piso y le dije, pues entonces, a chingar a tu madre y me salí”, dijo la litigante.
En medio de la peor etapa de ejecuciones y violencia, su compañero de despacho y colega, Julio Vargas, quien fuera defensor de los hermanos Francisco Javier y Jaime Valdez Martínez, fue asesinado el 3 de mayo de 2006 en la puerta de su despacho.
Los atentados contra Raquel Villanueva jamás se esclarecieron, mientras que sus detenciones fueron poco claras y jurídicamente arbitrarias.
Su ejecución la mañana de hoy, motivó la presencia de agentes federales y estatales, así como un convoy militar que resguardó el lugar del ataque.
Los testigos del homicidio identificaron a la víctima antes que las autoridades. Apenas ocurrieron los hechos, testigos y oferentes, muchos de los cuales sufrieron ataques de nervios, salían del lugar dando el nombre de la víctima, cuyo cuerpo fue retirado de la Pulga Río, alrededor de las 14:10 horas, en medio de un dispositivo de seguridad, montado por la policía Ministerial y el grupo Zwat.
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